¿Cómo funciona eso del BDSM?
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Posted:Oct 8, 2018 10:36 am
Last Updated:Nov 6, 2018 3:48 am 1263 Views
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Me han hecho la pregunta : ¿Cómo funciona eso del BDSM y cómo saber que no voy a encontrarme con una mala sorpresa?
Cuando uno ya tiene claro que tiene el bicho del BDSM adentro, lo que se puede comprobar con las consultas en los sitios porno que visita, la tensión que ejerce nos lleva tarde o temprano a querer vivirlo. El dominante buscará una sumisa y la sumisa, un dominante. Pero, fuera de la fantasÃa, está el mundo real, personas de verdad con su vida, sus bondades y defectos. El paso es comprometedor, expone lo que uno prefiere mantener oculto de la mayorÃa y, por ende, existe peligro. Por eso, ¿cómo dar el paso confiando en el otro?
Bueno, mi experiencia dice que debe partir con una buena conversación, primero en un chat como los que hay acá, en la sala de habla hispana donde hay poca gente. Uno va conociendo hablando en el anonimato. Luego, es bueno hacer un primer encuentro en un lugar público y tranquilo, formal. Y se habla del tema. Lo importante es saber algo del tema, hay muchos sitios, publicaciones que permiten conocer el lenguaje del BDSM y que nos distingue de los chantas y de los frescos.
Hablar del tema es sin duda parte de la experiencia BDSM, donde nace el morbo y la posibilidad de llevar las fantasÃas a la realidad. Luego, si hay confianza y algo de quÃmica, se va programando una sesión, partiendo por cosas básicas y subiendo de a poco. La relación D/s es un intercambio, a contrario de lo que se puede pensar, tiene que ser un juego win/win y como todo juego de verdad, es esencial que nadie salga dañado - quizá azotado, magullado, algo herido - pero no dañado.
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Una relación erótica
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Posted:Aug 11, 2010 9:56 am
Last Updated:May 16, 2019 9:23 am 4335 Views
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Dicen por ahà que el cincuenta por ciento del éxito de una relación de pareja está en el sexo. Es una forma de decir que toda relación necesita ser erotizada y cultivada en ese ámbito. Todos tenemos un deseo sexual inherente a nuestras hormonas, que hace que cada cierto tiempo sentimos la necesidad de una relación sexual. Pasa lo mismo con la comida, cada seis horas crece el apetito y comemos, sin embargo, una cosa es comer y otra cosa es comer bien y disfrutar la comida.
Suelo decir que el erotismo es al sexo lo que la gastronomÃa es a la comida. Uno puedo apagar su necesidad con un polvito y una hamburguesa cualquiera, o bien con un verdadero encuentro erótico y unos platitos deliciosos cocinados a gusto.
El BDSM es una forma maravillosa de erotizar una relación con el juego de D/s, con la posibilidad de hablar sin tapujos sobre sus fantasÃas, con la exploración de la sexualidad y de los lÃmites, con la búsqueda de placeres desconocidos o demasiado conocidos, con los detalles eróticos de cada dÃa. El sexo y el erotismo toman su verdadero lugar en la vida, pero de una manera sofisticada, preparada y pulida dÃa a dÃa.
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L'amour physique est sans issue (Serge Gainsbourg)
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Posted:May 19, 2008 12:54 pm
Last Updated:Jan 26, 2010 7:56 pm 4256 Views
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El amor fÃsico no tiene salida. Es la frase célebre que dice Serge Gainsbourg en la canción "Je t'aime, moi non plus" (Te quiero, yo tampoco). Para los que no lo ubican, Serge Gainsbourg fue un compositor y cantante francés que marcó generaciones de francoparlantes por su genio como músico y sus temas polémicos e irreverentes.
Que el amor fÃsico no tenga salida no implica que no tenga entrada, algunas de las cuales pueden parecer hasta obvias sin mucha imaginación . ¿Será entoncés que al no tener salida, uno queda atrapado en una relación solamente fÃsica? O bien que esa relación fÃsica tiene necesariamente que evolucionar hacia algo sentimental, lo cual sigue siendo todavia la apuesta de algunas mujeres (hecho objetivo, no emito juicio). Finalmente, cuando la mujer dice "Te quiero" en el acto y que el hombre le responde "yo tampoco", ello conduce sin duda a un impasse.
En 40 años, sin embargo, desde que salió la canción, las cosas evolucionaron. Ahora el hombre le puede decir "Te quiero" a una mujer quien le responderá "Yo tampoco". El hombre quien creÃa tener la llave de entrada y de salida del amor fÃsico ya no tiene ese poder y peor aún, no está preparado para no tenerlo.
La salida se arregló semánticamente: Ya no hablamos de amor fÃsico sino que de "tener sexo" y lo que los franceses llamaban otrora el "amour vache" ahora se llama "sesión de BDSM". Al menos las cosas quedan claras y no se prestan para confusión.
En el fondo aprendemos con los años que cada uno, hombre o mujer, espera poder decir un dÃa "Te quiero" y recibir en respuesta un "Yo también", con la certeza de que es verdad y no el viejo engaño que dura hasta el orgasmo...
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Contemplación
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Posted:May 17, 2008 9:47 pm
Last Updated:May 13, 2024 3:24 am 4247 Views
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Toda la belleza del mundo en una flor Todo el amor de un hombre para una mujer Elegir es morir un poco Sé de hombres ricos que no tuvieron nada Sé de millones de libros que no leeré jamas Elegir es morir un poco Llegó la hora de parar el mundo Llegó el momento de capturar la vida Elegir es morir un poco Yo te quiero entre millones y eres mia Tu eres el alma de mi pecado carnal Elegir es vivir a fondo
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Si algo hay que aprender en esta vida...
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Posted:Apr 3, 2008 10:17 pm
Last Updated:Jul 4, 2023 1:14 pm 4689 Views
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...es que todo se puede construir. No existe el principe azul ni la bella durmiente, no existe el amor eterno ni la sumisa perfecta pero sÃ, se puede construir algo que se acerque a la felicidad con humildad, entrega y confianza. Estamos acostumbrado a conseguir lo que queremos, pagar por ello y consumir. En las relaciones humanas, queremos encontrar a la persona que calze perfecto pero rara vez estamos dispuestos a hacer un trabajo de construcción mutua de una felicidad en evolución y mas duradera. Una lástima. Ojalá un Amo lo supiera todo, ojalá una sumisa siempre tocara esa fibra tan profunda que une el infierno con el cielo. Al final, entregamos lo que tenemos y sabemos por el tiempo que dure la ilusión pero sueño con la simbiosis de una perfecta humildad, por excarvar en el laberinto de la mente ajena y poder liberar mi propia mente de todos los atados que ahà persisten. Saber que una mujer me pertenece en cuerpo y alma y saber que yo le pertenezco porque ella me conoce. Espero un simple llamado que me diga construyamos algo, una casa en el bosque o historias de sumisión sin lÃmites. No podré ser el Amo de nadie sin habermelo ganado hasta su último suspiro....
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The sweet storm
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Posted:Apr 17, 2007 8:24 am
Last Updated:May 9, 2008 7:58 pm 4538 Views
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A storm was born under the sign of Gemini on the 4th of June. She had two faces, sweet and elegant, on one side, wild and perverse on the other. Maybe she has reached another shore but I am sure she is still the same. Master K
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Mi sesión perfecta (fantasia-ficción).
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Posted:Apr 8, 2007 4:08 pm
Last Updated:Oct 13, 2010 10:41 am 4844 Views
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ADVERTENCIA: Eso es un cuento para las sumisas que dicen no tener lÃmites...siempre hay lÃmites y el BDSM es respetuoso de los lÃmites de cada uno(a). La mente, sin embargo, siempre puede ir mas allá y explorar las profundidades, algunas fantasias deben quedar solo eso, fantasias... Master K
Esa noche iba a ser especial. HabÃa estado pensando mucho tiempo en la sesión perfecta para mi, y mi sumisa estaba dispuesta a darmela, lo que para ella significaba una sola cosa: Sin lÃmites. Cuando uno ha estado acostumbrado a respetar las reglas del BDSM, lo sano, seguro y consensuado y además a preguntar cada vez por los limites de sus sumisas, pensar en qué hacer si los lÃmites no existieran era una experiencia novedosa. Solo tenÃa que pensar en mi, como Amo y señor de una insignificante esclava y sobre todo, pensar en buscar en el fondo de mi mismo lo que harÃa realmente si todo eso fuera un juego virtual, hasta donde serÃa capaz de llegar siguiendo mis instintos oscuros de dominación.
Pase a buscar a P. a eso de las ocho. En el auto se notaba una mayor tensión que de costumbre. Habiamos hablado mucho por chat de lo que serÃa una sesión "especial" y hoy era el dÃa. No habÃa vuelta atrás.
Después de entrar a la habitación, le pedà a P. que se desnudara por completo, como acostumbro hacerlo. Sentà su respiración corta y un ligero temblor en las manos. Si bien era una sumisa experimentada, nunca un Amo la habÃa llevado tan lejos en sus deseos de sumisión. Le vendé los ojos y colocándome detrás de ella, le susurré al oÃdo: "Esta noche, serás mia sin lÃmites" y me respondió en un suspiro nervioso : "Si , señor".
Lo que yo tenÃa en mente era aterrador. En cada sesión, acostumbraba a cruzar ese umbral en que el lado oscuro se apodera de uno, pero siempre a un paso de volver a tener el control de mi mismo. Ahora, querÃa cruzar el umbral y avanzar en un camino desconocido para mi, mas profundo, mas negro, sin moral ni prejuicios. HabÃa hecho el ejercicio de ponerme en esa situación varias veces cuando me masturbaba y siempre el orgasmo era explosivo, gigantesco, interminable. ¿SerÃa igual o mejor hacerlo en vivo a mi querida sumisa?
Coloqué a P. su collar de perra. Inmediatamente, imaginé que ya no era un ser humano sino una esclava por voluntad propia. La até con cadenas que venÃan de su collar, pasaba entre sus senos penetraban en su entrepierna y volvian a subir por su espalda. Le até las manos atrás. Se quedó de pie. Le coloqué su gag en la boca, mas apretado que de costumbre. No querÃa empezar con la rutina habitual. Agarré la correa de cuero y empecé a azotarla sin compasión, lo mas fuerte que pudiera, por todo el cuerpo. No sé el tiempo que duró y no me importó, querÃa que esta sesión empezará donde normalmente culmina. Era solo un comienzo y me di cuenta que de ahà solo tenÃa que avanzar mas allá.
P. se arrodilló. Estaba sorprendida, desubicada por ese inicio. Jugar sin lÃmites era un pacto, Ella sabÃa que no habÃa ninguna palabra de seguridad, ninguna forma de parar la sesión y que además su Amo iba a estar muy lejos como para escucharla.
Sobre su piel enrojecida, empecé a colocar pinzas. Calculo que tenÃa unas doscientas, de madera y de plástico. Le puse las primeras debajo de los brazos, en las axilas, bajando por los pechos, el abdomen, la pelvis y subiendo por el otro pecho hasta cubrir toda la zona. Le puse las mas pesadas en sus labios, bajé por entre las piernas, subi por las nalgas y la espalda. Terminé con las últimas en las orejas, las mejillas, y la boca. Se veÃa grotesca.
Le dije fuerte: "Te voy a sacar todas esas pinzas pero ninguna con la mano". SabÃa el suplicio que ello significaba. Agarré nuevamente la correa de cuero trenzado, le dà unas vueltas en mi puño y volvà a azotarla de nuevo con todas mis fuerzas. En cada golpe, algunas pinzas volaban, arrancandole una mueca de dolor y un gemido ahogado por el gag. La saliva le salÃa abundante por la boca. Su cuerpo se retorcÃa, esperando el siguiente golpe. El trabajo duró varios minutos y su cuerpo ya era rojo entero, caliente como brasa. Noté que su entrepierna estaba tan mojado que parecÃa que se habÃa orinado pero ese lÃquido era mas viscoso. Con las últimas pinzas sin sacar, la puse de espalda en el suelo, le abrà las piernas y le introduje mi puño en su sexo, de una vez, sin tomar preliminares. Yo sentà que se abrió bajo la fuerza de mi brazo pero sentà también como la perra querÃa abrirse para que le doliera menos. La sentà ya sumisa, entregada, enteramente mojada. Estaba listo para cruzar el umbral.
La levanté con violencia, tirandola del pelo. Aun quedaban algunas pinzas colgando de su piel. Tomé mi fusta y las fuà sacando una por uno, no con precisión sino que con fuerza. Ya disfrutaba saber que la fusta veloz iba a pegarle en el pezón, en los labios o en el muslo y dejar allà una marca violeta. La acosté sobre su vientre y vi su culo redondo, aun menos rojo que el resto. En todas mis fantasias, disfrutaba del caning que dejara marcas en las nalgas pero no me habÃa atrevido a castigar fuertemente a una sumisa en esa zona. Hoy no habÃa mas lÃmites que mi voluntad. TenÃa mi fusta en la mano y pensé : "500, con todo". No me importaba de quien fuese el culo que tuviera en frente a mi. QuerÃa azotarlo 500 veces con mi fusta, con toda mi fuerza. Empecé a contar: 1, 2 , 3 ,4, 5, ...la fusta hendÃa el aire con un silbido cruel, cada golpe parecÃa mas fuerte que el otro, las nalgas quedaban marcadas con una linea azul por cada azote. P. gritaba a través de su gag, yo podÃa escuchar el rugido que venÃa de sus pulmones y vi como las lágrimas corrian por su cara, por debajo de la venda. Solo pensé que ella estaba donde yo querÃa que estuviera y trataba de pegar mas fuerte, con maldad, con ganas de seguir mas allá del umbral.
Era el tiempo para una pausa. HabÃa terminado la cuenta hasta 500. Sus nalgas eran violetas con unas perlas de sangre. P. estaba gemiendo, llorando como un animalito. Le saqué el gag para que pudiera respirar mejor, le saqué las cadenas que le mordÃan la vagina y la acosté sobre la espalda. Le di un beso con dulzura en la boca y ella quiso introducir su lengua en mi boca como solÃa hacerlo. Me retiré y le dà dos bofetadas en la cara, escupiéndole. No habÃa terminado.
Bajé mis pantalones, me arrodillé con su cabeza entre mis piernas. Le puse mi pene en la boca para que chupara mi lÃquido seminal. Le dijé: "Ahora vas a ser mi orinal, voy a orinar lentamente en tu boca y vas a beber cada gota". Con mi pene semi erecto, empecé a liberar mi orina arriba de su boca abierta, llenando lentamente su orificio. "Ahora traga". Tragó el primer sorbo y seguà de la misma forma varias veces. A final, un poco de orina quedó en el suelo y le ordené arrodillarse para lamer esa orina hasta el final. QuerÃa seguir usandola como perra sucia. Se acostó nuevamente y me senté en su cara para que me lamiera el culo. Me senté como para ahogarla unos instantes..."Te doy aire si me lo chupas mejor".
Ya mas tranquila, invité a P. a acostarse en la cama. Le até las manos y los pies y la dejé estirada en cruz de San Andres. Le mostré la caja de agujas que le tenia preparado. Le pasé alcohol y me puse a poner agujas en los pezones, en los senos, en el vientre. Cuando terminé, le rocié alcohol y su cuerpo se tensó con un grito de dolor.
Tomé después seis alfileres de gancho. HabÃa decidido cerrarle la vagina por un rato. Le rocié alcohol nuevamente y empecé a perforarle los labios con los alfileres, cerrandolos uno a uno. Cuando sus labios estuvieron cerrados, volvà a rociarle alcohol.
Con todos los alfileres en su lugar, prendà dos velas y durante veinte minutos recibió cera caliente en todo el cuerpo. No la escuchaba gritar, sentà que yo querÃa que la cera fuera cada vez mas caliente y le acercaba las velas a su piel. Pronto la cera cubrió sus pezones perforados y su pubis y todo su cuerpo estaba con una costra de cera.
Le fui sacando la cera a pedazos pero se me cruzó la mente que aun podÃa azotarla para sacar la cera y que si el golpe diera en las agujas, debia ser insostenible. Volvà a tomar mi correa y terminé de azotarla con todas las ganas que se duplicaban. HabÃa ido mas lejos que nunca.
Cuando la borrachera le gana a uno, ya no se sabe lo que está tomando ni como terminó la fiesta. Parece que acabé en su culo, agarrándome de sus senos adoloridos.
P. no estaba en estado de quedar sola. Volvió a mi casa después de la sesión, donde la cuidé con todo cariño durante dos semanas. Ambos habiamos ido mas allá de todos los lÃmites de nuestra perversión y no quedaba duda que queriamos vivir asà juntos. Solo cuidando a mi sumisa iba a poder volver a cruzar y alejarme del umbral. Solo el amor podÃa aumentar el dolor y la sumisión.
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Enamorado de una mujer sumisa
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Posted:Feb 13, 2007 4:31 pm
Last Updated:Aug 19, 2010 4:09 pm 4784 Views
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Fue hace tiempo. Fue amor a primera vista y se suspendió un dÃa en el tiempo pero nunca terminó. Acabo de ver una foto que puso aquà en alt.com y volvà a sentir profundamente una mezcla de amor y de excitación. Amor por la mujer, excitación por la sumisa pero sobre todo sentà su ausencia. La siento cerca, sin embargo, estamos en universos paralelos, la veo detras de la mámpara y no la puedo llamar.
Imagino lo que no pudimos hacer. Imagino lo que pudimos haber hecho. Imagino lo grande de mi amor y su sumisión total a su Amo. Creo que hoy tendrÃa unos piercings en sus pezones y en su clÃtoris, como signo de nuestra unión. Pienso que tendria las marcas de castigos extremos que hubiera aceptado con humildad y placer. Estoy seguro que la tendrÃa tan sumisa que su vida me perteneceria, pero que mi amor la protegeria de todo mal y le daria el cariño mas dulce.
Yo sé que ella hubiera querido seguir su vida en ese universo paralelo donde me conoció. Yo sé que pude haber cruzado también la lÃnea. Ella esperó quizá que yo saltara. Yo esperé que me tendiera la mano. Quedamos separados.
Cuando navegues por estas aguas, sepa que el amor existe y si en tu viaje por el infierno encuentras a Persefone_, dile que yo la quiero acá en el lejano paraiso.
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La esencia de mi perversión
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Posted:Dec 27, 2005 2:09 pm
Last Updated:Oct 13, 2010 10:42 am 5097 Views
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La Iglesia católica define mas o menos la perversión sexual como todo acto o actitud sexual que no sea (¿estrictamente?)necesario para la reproducción. O sea que la gran mayorÃa de la gente que tiene sexo normal llega a tener prácticas perversas, sea practicando la felación, el cunnilingus o el 69, ni hablar obviamente del sexo anal o de la masturbación mutua.
La esencia de mi perversión como Amo en la práctica del BDSM está en el hecho que una mujer, con la mayor libertad y consenso, elija someterse a mi voluntad y hacer lo que yo le pida o decida que haga o soporte. La excitación que nace de saber que una mujer se somete por placer y quiere ser llevada a hacer cosas que ella misma no pensaba ser posible es, sin lugar a duda, una forma de experimentar la vida al extremo.
No se necesita necesariamente castigos muy duros ni humiliaciones muy degradantes para lograr el propósito. A veces, solo el hecho de pedir a mi sumisa que me chupe el pene aquà y ahora, y que ella lo haga sin decir más, ya es una forma de dominación. Por otra parte, una sesión de 24 horas que lleve a la sumisa a las fronteras de su resistencia es otro tipo de placer compartido, de juego realmente extremo que uno quiere experimentar. Pero, para subirse al Everest, hay que empezar desde abajo, con cerritos chiquititos y ser muy constante. La ascención al Everest no parece ser un placer, tampoco lo es una sesión de BDSM maratónica pero después llega la satisfacción de haberlo hecho. De haber llegado al extremo y de haber podido volver sano y salvo (cosa mucho mas segura en el BDSM que en el montañismo jejejeje).
Esa es la esencia de la perversión: elegir hacer una cosa que no es necesaria para existir pero que da la sensación de vivir.
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